Ampliando la mirada: Visual Thinking herramienta para la inclusión
Garbiñe Larralde Urquijo es licenciada en BBAA, es profesora de dibujo y actualmente trabaja como asesora en el Berritzegune Nagusia (Centro de Innovación y formación del profesorado) de Bilbao. Creadora del MOOC Visual Thinking en Educación Cocreadora del proyecto colaborativo No me cuentes historias… ¡Dibújamelas! forma parte del proyecto Mujeres líderes de la educación del S.XXI y es autora del libro Dibujar para aprender. Visual Thinking en educación
Ampliando la mirada
«El dibujo siempre se me ha dado fatal» Ésta es una de las afirmaciones que más he escuchado en los talleres de Visual Thinking que, en los últimos años, he impartido para docentes. En el imaginario popular, la acción de dibujar está inexorablemente asociada con una habilidad impropia del común de las personas. Por tanto, la principal razón que lleva a alguien que se dedica a la educación a manifestar su “incapacidad” para dibujar es la extendida creencia de que solo existe un formato de dibujo: el artístico, y que, al ser éste una forma de expresión relacionada con el arte, es necesario nacer con el «don» para poder realizarlo. Imagínense si eso mismo sucediera con la escritura…
El acto de dibujar, lo mismo que el de escribir, admite diferentes formas, cada una de ellas asociada a un objetivo. Así, nadie duda de que no es lo mismo escribir con la intención de hacer literatura, o hacerlo con el propósito de realizar un análisis, dar argumentos u opinar sobre alguna cuestión concreta. Si revisamos las diferentes tipologías textuales, encontraremos también que utilizamos la escritura como forma de comunicación o incluso para la recogida informal de datos o informaciones diversas. Esto que somos capaces de entender sin cuestionar cuando hablamos de textos escritos, se nos hace muy complicado de visualizar cuando hablamos de dibujo, porque el dibujo también admite diferentes formas dependiendo del objetivo con el que se realizan. Y tenemos que tener claro que la acción de dibujar, por sí misma, no supone un acto artístico. Ni mucho menos. Y si no, no tenemos más que pensar en los garabatos que de manera automática realizamos sobre un papel cuando estamos hablando por teléfono, los croquis que diseñamos cuando explicamos a alguien cómo llegar a un lugar concreto, o los símbolos con los que “completamos” los apuntes que tomamos sobre algún tema concreto.
La imagen en lo cotidiano
Aclarada esta primera confusión en torno a la capacidad humana para el dibujo, es imprescindible recordar que gran parte de nuestro sistema educativo gira en torno al texto. Mientras tanto, el uso del dibujo, primordial en los primeros años de la escolarización, va quedando relegado a un segundo, tercer e incluso cuarto plano a medida que se va avanzando en los niveles educativos. De esta manera, salvo que una persona decida dedicarse a la actividad artística es casi imposible que en su recorrido escolar aprenda a utilizar el dibujo para comunicarse y aprender. Craso error. Más aún hoy, cuando las imágenes envuelven nuestra actividad cotidiana, y son uno de los principales medios con los que nos comunicamos. Recordemos, si no, alguna de las conversaciones que a diario mantenemos en alguna de nuestras redes sociales y comprobaremos que emoticonos, stickers y memes, se combinan con el texto y dan forma a mensajes visualmente más o menos complejos.
He ahí una muestra de una forma incipiente de pensamiento visual creado a partir de imágenes esquemáticas y textos simples de los que, la mayoría de las personas, de manera intuitiva, participa y hace uso en su vida personal. ¿Pero qué hay de lo profesional? ¿Qué puede aportarnos el Visual Thinking si lo aplicamos a la educación?
Un doble lenguaje para la comunicación
Una de las manifestaciones más precoces de la competencia social de las personas es la percepción del rostro materno, algo que muchos investigadores consideran fundamental en el desarrollo de las habilidades comunicativas humanas. El paso desde la recepción pasiva de la información a la emisión activa de mensajes «escritos», se realiza cuando el niño o la niña logra coordinar el ojo y la mano, y consigue garabatear de forma controlada. En ese momento, el simple movimiento kinestésico se transforma en actividad de pensamiento y comienza la identificación de los dibujos a los que se les pone un nombre o descripción verbal. Podemos considerar esto como la manifestación más temprana de un pensamiento en el que se hallan implicados dos lenguajes, el visual y el textual, cada uno de ellos con su propio código. Es importante saber que dichos lenguajes, combinados entre sí, se convierten en un poderoso instrumento para la cognición: el Visual Thinking.
En definitiva, el Visual Thinking es una herramienta que utiliza los principales recursos del lenguaje visual (morfológicos y semánticos) para, por medio de la representación de dibujos simples y su combinación con textos cortos o palabras claves, organizar el pensamiento y hacerlo visible.
De esta manera, en el Visual Thinking nos encontramos con algunos de los elementos propios del lenguaje visual como son el punto, la línea y el plano. Su combinación por medio de diferentes relaciones (arriba, abajo, a los lados, superpuesto y dentro) nos permite una representación muy asequible de conceptos. De este modo, con unas cuantas formas yuxtapuestas, podemos generar dibujos con significados concretos como pueden ser una bicicleta, un libro o un personaje con sus diferentes expresiones.
También podemos utilizar estas mismas formas básicas con el objetivo de agrupar, diferenciar y relacionar diferentes elementos. Esto es lo que hacemos con los contenedores, los conectores, las diferentes estructuras formales o, incluso, con el color. Estos recursos que requieren de un nivel más alto de abstracción nos sirven de base para organizar los conceptos y construir enunciados visuales. Todos estos elementos, estrictamente formales, se asocian en el imaginario social a un significado concreto, por lo que pueden ser utilizados para reforzar el sentido de un esquema o mapa visual. Ejemplos de ello son la estructura circular que nos remite a un ciclo, una organización triangular que nos lleva a pensar en una jerarquía o una representación de elementos en base a una línea que rápidamente asociamos con una secuencia.
En lo que se refiere al lenguaje textual, en el Visual Thinking el uso de los términos escritos no deja de estar relacionado con lo visual. Así, las palabras adquieren el estatus de imagen y se utilizan con una doble función. Por un lado, cualquier concepto escrito sirve para el anclaje del significado del dibujo al que acompaña que por sí solo podrían resultar polisémico. Por otro lado, los atributos visuales de la tipografía (tamaño, grosor, color, etc.) pueden ser utilizados, en un ejercicio de semantización, para reforzar el significado y hacer más accesible el sentido del texto o las palabras que, más que escribir, se dibujan.
Pero ¿cómo se puede utilizar este doble lenguaje en los entornos donde se desarrolla el aprendizaje? ¿En qué medida puede contribuir a que el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle de forma más fluida?
La educación como actividad comunicativa
Uno de los principales factores que intervienen en los procesos que se dan en el aula es la comunicación entre docente y alumnado. La educación es, ante todo, una actividad comunicativa cuyo objetivo es que el alumnado adquiera las competencias clave necesarias para que, en el caso de la educación básica, pueda afrontar satisfactoriamente los desafíos del siglo XXI. Para que la actividad comunicativa en el aula se desarrolle de manera correcta, profesorado y alumnado han de compartir unos códigos que aseguren que el entendimiento se da en ambos sentidos. El alumnado ha de entender lo que el profesorado comunica, pero el profesorado también ha de comprender los mensajes que emite el alumnado ya que solo ahí encontrará las evidencias de los aprendizajes realizados, podrá ofrecer feedback y, además, descubrir las áreas de mejora de su práctica docente.
Por tanto, la educación puede ser entendida como un acto comunicativo en el que las dos partes implicadas, docentes y alumnado, actúan, en diferentes momentos, bien como receptores o receptoras, bien como emisores o emisoras de información. El resultado de esta interacción es la construcción de los aprendizajes por parte de ambos agentes.
Visual Thinking para la comunicación multimodal
Tradicionalmente el formato de la información que se intercambia en el acto comunicativo ha estado marcado por el nivel educativo en el que se desarrolla. Así, en la etapa de infantil y en los primeros años de la primaria, los dibujos llenan los cuadernos escolares y las paredes de las aulas, algo que, en muchas ocasiones, cambia de manera brusca para dar paso al universo del texto como casi exclusivo vehículo para el aprendizaje. En el proceso de aprendizaje organizado por el sistema educativo, el mundo de los dibujos y las imágenes de repente queda relegado de los procesos cognitivos y se subordina a lo textual, lenguaje que, a día de hoy, sigue siendo considerado el vehículo principal, si no exclusivo, del pensamiento.
Esta visión sesgada de la actividad cognitiva ha convertido este espacio primario de comunicación y socialización del conocimiento en un universo fracturado, en una serie de materias o áreas de conocimiento fundamentales, troncales o instrumentales (lengua, matemáticas y ciencias) relacionadas con el Thinking, y un grupo de asignaturas complementarias alguna de ellas relacionada con lo Visual que son entendidas como ornamento, o complemento. Son las mal llamadas asignaturas “maría” que poco a poco han sido despojadas de gran parte de su valor cognitivo y se han convertido, por las propias dinámicas educativas, en parcelas de tiempo escaso y casi vacías de contenido.
Esta fractura que marca el sentido de nuestro sistema educativo y, por tanto, la manera en la que se nos explica el mundo, está siendo desbordada por una realidad en la que la definición de la alfabetización se ha desplazado desde las capacidades en el uso y producción de textos escritos para centrarse en la comprensión y creación de textos multimodales, entendidos estos como aquellos que combinan el lenguaje textual y el lenguaje visual. Así, independientemente de que sean producidos por medios analógicos o digitales, podemos considerar como textos multimodales:
- Los libros en los que texto e ilustraciones se integran para contribuir al significado de los contenidos (cuentos ilustrados, libros de texto, cómics, etc).
- Las presentaciones que los docentes realizan en el aula apoyados por las nuevas tecnologías.
- Las paredes de las aulas en las que las informaciones se presentan de forma mixta.
- Los artículos de prensa, en los que la información escrita se apoya en infografías o diagramas.
- Las páginas web, en las que elementos como el sonido juega con el lenguaje escrito y las imágenes fijas o en movimiento.
Como vemos en todos estos ejemplos, el lenguaje visual está siendo cada vez más determinante en los procesos de enseñanza-aprendizaje que se dan en las escuelas. En este contexto, el Visual Thinking se convierte en un instrumento que puede contribuir a un acercamiento gradual al uso multimodal de los dos lenguajes, el visual y el textual, dos formas de representación que se combinan en una con el objetivo de hacer visible el pensamiento y acceder al conocimiento. Dos formas de representación que pueden ayudar al alumnado tanto es su papel de receptor de las enseñanzas así como en el de emisor de los aprendizajes y contribuyen, por tanto, a su alfabetización.
Visual Thinking para la enseñanza
Si colocamos el foco en el alumnado como receptor-consumidor de informaciones, y nos centramos en las posibilidades que el Visual Thinking ofrece al profesorado en su papel de enseñante, podemos ver que el dibujo puede ser una más entre las múltiples formas de representación y acceso a la información que se ofrecen en el aula. De esta manera, la comunicación se expande, y, en un ejercicio de inclusión, permite al docente relacionarse de otra manera con aquel alumnado que, por razones diversas, que van desde el desconocimiento del idioma hasta la condición física, presenta dificultades con el lenguaje textual. En muchos de estos casos, el lenguaje visual, además de enriquecer el contenido que se está presentando, puede facilitar al alumnado el acceso a la información y, por tanto, hace que la comunicación entre quien enseña y quien aprende sea más fluida. Este uso del Visual Thinking hará que el escenario en el que se va a realizar el aprendizaje se transforme en un entorno comunicativo más amable, en el que las interrelaciones serán más ricas y diversas y, por tanto, la disposición del alumnado hacia el aprendizaje aumente.
Visual Thinking para el aprendizaje
Por otro lado, cuando en la relación comunicativa el alumnado asume el rol de «productor» de contenidos, el Visual Thinking se convierte en una herramienta que permite la generación de evidencias del aprendizaje en un formato diferente al escrito. La ampliación de posibilidades de los modos de expresión y participación del alumnado es uno de los grandes beneficios del uso del dibujo en el aula. Esto es así porque que facilita a quienes tienen dificultades con el lenguaje textual el acceso a los diferentes niveles de pensamiento organizados en la taxonomía de Bloom. Así, dependiendo del nivel de complejidad de las tareas y actividades que se propongan en cualquier Situación de aprendizaje (SdA), el alumnado puede tener la oportunidad de enfrentarse a la producción de:
- Dibujos sencillos que, a partir de la detección de ideas principales, le ayude a comprender y a anclar en la memoria diferentes hechos, conceptos o principios.
- Esquemas visuales simples en los que se analice de manera crítica la información, activando un ejercicio de codificación y decodificación visual que sirve de entrenamiento para muchos otros procesos de abstracción.
- Mapas visuales complejos que supongan un ejercicio de elaboración de nueva información visual a la que se llega a partir de la activación del pensamiento creativo.
Independientemente del tipo actividad de Visual Thinking que se puede proponer en el aula, antes de iniciar su práctica es imprescindible abordar junto con el alumnado los elementos visuales que se han de utilizar en la creación de mapas visuales, así como ofrecer algunas estrategias para el dibujo de ideas y conceptos a partir de la combinación de formas geométricas simples.
Una vez superada la fase de bloqueo que, en lo que se refiere a las habilidades con el dibujo, es común que presente parte del alumnado, el trabajo se ha de centrar en la definición de los patrones visuales o esquemas en los que organizar las ideas estableciendo, entre ellas, conexiones de manera secuencial, jerárquica, por contraste, inclusión-exclusión, etc. Utilizando para ello diferentes metáforas formales: línea, triángulo, cuadrado, circunferencia, o formas más complejas que resultan de la combinación de varias estructuras.
En el proceso de abstracción que se produce durante la elaboración de mapas visuales es recomendable ofrecer al alumnado la posibilidad de revisión de las ideas y organización para la mejora de su propuesta, a partir del contraste con las estructuras generadas por sus compañeros o compañeras. Así el uso del Visual Thinking en el aula puede contribuir a la generación de entornos en los que se favorece el aprendizaje a partir de la comunicación multimodal (visual y textual) más fluida entre iguales.
Visual Thinking para la inclusión: a modo de conclusión
Hoy en día, cuando el profesorado se encuentra inmerso en un cambio de legislación que pone el foco en aspectos claves como el aprendizaje competencial, el uso del Visual Thinking se perfila como una herramienta útil para desarrollar en nuestras aulas. Los escenarios, o situaciones de aprendizaje, en los que se desarrolle una comunicación multimodal favorecen la inclusión de aquellas personas que, jugando con desventaja, han tenido poco éxito con el uso del texto escrito como única evidencia de su aprendizaje. Dar entrada al lenguaje visual en nuestras aulas no resolverá todas las dificultades de comunicación que existen en ellas, pero puede ayudar a algunos de nuestros alumnos o alumnas en sus procesos de aprendizaje. Y eso, siempre merece la pena.
Bibliografía y enlaces relacionados
Larralde. G. (2022). Dibujar para aprender: Visual Thinking (VT) en educación. Editorial Graó.
EnREDar y aprender (2023) Blog con experiencias de aula con Visual Thinking. Disponible en https://enredarteayudaaprender.blogspot.com/
Dibújamelas (enero 2019) 2º blog del proyecto colaborativo No me cuentes historias… ¡Dibújamelas! Disponible en https://dibujamelas.wixsite.com/dibujamelas
Dibújamelas (noviembre 2016) 1er blog del proyecto colaborativo No me cuentes historias… ¡Dibújamelas! Disponible en http://dibujamelas.blogspot.com/
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