25/09/2015
Booktubers: ¿Los niños ya no leen?
Desde hace décadas venimos escuchando (y, a veces, repitiendo: hay que admitirlo) lamentos sobre las consecuencias que el uso desmedido de las tecnologías digitales tendría entre los niños y adolescentes. Junto a la preocupación por su salud -que si se vuelven adictos, que si se arruinan la espalda, que si se arruinan la vista, que si engordan y un largo etcétera- aparece la angustia por las prácticas culturales que dejan de atender por estar conectados. “Los niños ya no leen”, dicen algunos, y el dato es preocupante si se lo compara con… ¿si se lo compara con qué?
El éxito de ventas de libros contradice esta afirmación. Si hacemos un poco de memoria -memoria de corto plazo, porque ha pasado poco tiempo- recordaremos los grandes éxitos de Harry Potter y otras series como Los juegos del hambre y Maze Runner. Entre los veinte libros más leídos en España -entre enero del 2014 y marzo de este año- encontramos unos cuantos elegido por lectores adolescentes. “Bajo la misma estrella”, de John Green, está en el primer puesto de ventas. Algo después figuran la trilogía de Dolores Redondo (¡completa!) y obras de Verónica Roth y Patrick Rothfuss. Y ni hablar del éxito de eventos como la Feria Internacional del Libro, “La noche de los libros” (Madrid) y la fiesta de Sant Jordi (Cataluña).
Los niños y jóvenes lectores no solo se dedican a comprar libros y leerlos sino que, experimentados fans, se vuelcan a las redes para opinar sobre aquello que han leído. Desde hace un par de años, internet se ha convertido en el escenario privilegiado para ellos: los “Booktubers”. La tendencia a filmarse a uno mismo mientras expresa sus opiniones se aplica a diferentes temas, pero encontró en el mundo literario juvenil una tierra muy fértil. Y esa tierra ha visto crecer a sus propios profetas.
La mexicana Fátima Orozco, mediante su canal de Youtube “Las palabras de Fa”, consiguió reunir a más de 200 mil suscriptores y alcanzar un total de casi 14 millones de visualizaciones. Más de 300 mil personas se detuvieron a escuchar su análisis de las metáforas utilizadas en el libro “Bajo la misma estrella”, por ejemplo. Aquí en España, el jovencísimo Sebastián G. Mouret y el escritor Javier Ruescas cuentan también con una fiel audiencia.
Por un lado, sus recomendaciones son muy tenidas en cuenta por las editoriales (como en este concurso del Fondo de Cultura Económica) y los organizadores de eventos literarios (como, por ejemplo, en la serie de eventos ad hoc de la Feria del Libro de Buenos Aires). Podemos sacar nuestras propias conclusiones acerca del repentino interés de la industria en este fenómeno… ¿Alguien dijo publicidad? No, qué va, desconfiados...
Por otro lado, y como era de esperar, los críticos salieron a criticar, tildando el fenómeno de trivial o apuntando los misiles retóricos a los libros comentados por los booktubers. Estos superventas que los jóvenes eligen son de dudosa calidad literaria si se los compara con… ¿si se los compara con qué? El peso de la Historia moldea la memoria, y bien sabemos que ella es (muy) selectiva. Por eso, cuando pensamos en los libros que se leían antes solo recordamos aquellos que dejaron una huella, que fueron preservados en la memoria colectiva, que han sobrevivido al tiempo, “ese gran escultor”. Al hacer retrospectivas, el muestreo nunca es representativo.
Tanto la industria que vende libros, como los críticos literarios que los aplauden o destrozan, se expresaron sobre el fenómeno de los booktubers. En ambos casos, sus expresiones estuvieron cargadas de sus particulares formas de entender la literatura, como negocio o como arte. Y esas formas de entenderla están cargadas de prejuicios, positivos y negativos.
En la escuela podríamos aprovechar este fenómeno de muchas maneras. Desde ya, es importante conocer “el mundo de la vida” de nuestros estudiantes (como proponía Paulo Freire) y podemos encontrar en estos portavoces -los booktubers- algunas claves para comprender sus consumos culturales. Por otra parte, la palabra de otros jóvenes puede ser muy motivadora para los estudiantes, al invitarlos a disfrutar de la lectura y a opinar -con respeto y argumentos- sobre ella. Incluso podríamos pensar en organizar un canal propio para compartir opiniones y, así, trabajar sobre la investigación y argumentación. Por último, pero quizás más importante, trabajar sobre este fenómeno con los estudiantes podría habilitar una mirada más amplia sobre el fenómeno de la literatura juvenil: ¿qué tienen en común todos estos libros?, ¿cómo son los personajes?, ¿qué estereotipos o modelos aparecen?, ¿cómo imaginan los escritores a sus lectores?, ¿cómo son estos libros si se los compara con…?
Mgtr. Amalia Hafner - @amihafner
Fuente de las imágenes:
1. Fragonard, "The reader" - Dominio público - Wikimedia Commons
2. Captura de pantalla de Youtube
Publicado por: Amalia Hafner