14/06/2020
Empezaremos este artículo con una pregunta: Siempre que experimentas una emoción desagradable intensa, ¿sabes autoaplicarte recursos o herramientas emocionales efectivas para calmarla, reconducirla y transformarla de maneras saludables?
¿Qué pasaría si respondierais en voz de los adolescentes que tenéis en las aulas o con los que convivís?
No sabemos vuestra respuesta, pero compartimos la de los y las adolescentes que hemos encuestado durante estos meses de confinamiento:
Gráfico de uno de los resultados del Trabajo de Campo realizado a chicos y chicas en período de confinamiento |
Un 76’3%, de más de medio millar de adolescentes encuestados, reconocen que les faltan herramientas de autorregulación emocional. Es uno de los muchos datos que nos muestran que toda situación de crisis pone en evidencia carencias, necesidades, asignaturas pendientes y aspectos diversos de capital importancia social y provoca a su vez una mutación reactiva en el ámbito de determinados valores, hábitos y formas de vida. A raíz de la pandemia actual, el mundo educativo se ha visto de repente sacudido por una situación de emergencia, que ha hecho resurgir en muy poco tiempo aspectos que venimos reclamando e impulsando desde hace mucho: la escuela debe ir más allá del contenido curricular y debe poder dar respuesta no sólo a las necesidades del contexto actual, sino también a las necesidades de las personas, los niños y jóvenes que deben solidificar unas competencias y destrezas que serán indispensables para cnfigurar el ciudadano y ciudadana del siglo XXI, como parte de un ecosistema global, plural y sostenible.
Desde el inicio del confinamiento, lo que pueda ocurrir con el curso escolar o con el currículum académico ha quedado (o debería quedar) relegado a un segundo plano, en un momento en que la vida nos pone delante el más vital y esencial los currículums y aprendizajes. Lo más importante es el acompañamiento emocional del alumnado y para ello hay que crear contextos que promuevan la escucha y la expresión de las emociones de todos colores que la pandemia suscita. Aunque la mera expresión ya es un primer factor de salud emocional, el propósito no es solamente desahogarse, ayudar a calmar emociones ingratas o potenciar estados de ánimo positivos, que también. Se trata, primordialmente, de realizar una elaboración saludable de lo vivido, que comporte una verdadera transformación personal, educativa y social. Un propósito complejo, que no finaliza con el desconfinamiento. Una vez concluida la desescalada sanitaria, tiene que iniciarse la correspondiente desescalada emocional, encaminada a desconfinar emociones y a consolidar los valores que la situación ha hecho emerger y que hay que retomar para convertir en auténticos aprendizajes.
Aina, alumna de ESO, mostrando un mar con distintos tipos de peces. De esta manera simbólica representó su “Puzzle de las Emociones”. |
El simple hecho de vivir algo no garantiza aprenderlo. Vivirlo es a menudo necesario, pero no siempre suficiente. Para aprenderlo hay que retomarlo. Emociones y valores como resiliencia, empatía, altruismo, compasión, solidaridad, interdependencia, gratitud, eco-sostenibilidad, humildad, esencialidad, tiempo interior, etc., que son poderosa semilla de humanización, han experimentado una subida y un “pico” como el de la famosa “curva”. Son reacciones naturales ante la adversidad, que hay que fortalecer, entrenar y reconvertir en hábitos cotidianos, para evitar que sean únicamente flor de unos días como estos y lograr que se queden en nuestras vidas cuando desaparezcan las circunstancias excepcionales que los han hecho aflorar. La simple experiencia no enseña nada. Hace falta un decidido y esforzado deseo de aprender, para aprender algo, dice el filósofo José Antonio Marina, en una reciente entrevista en La Vanguardia 1.
Los centros educativos, en la esencial e ineludible tarea de acompañar y formar integralmente al alumno/a, no podrán obviar el trabajo emocional, en un momento en el que este llegará con una mochila cargada de vivencias diferentes, intensas y significativas. Sabemos que “lo que en verdad cuenta, no es tanto lo que la vida nos trae, como lo que somos capaces de hacer con ello” (Bach y Jiménez, 2019)2, por lo que el acompañamiento emocional de los y las adolescentes es una necesidad de primer orden y por tanto un derecho en cualquier circunstancia y muy especialmente en las actuales, en que a ratos nos asalta el sentimiento de que “si no nos mata el virus, nos matará el miedo o la tristeza”.
Las propias conversaciones con jóvenes estos días, han puesto de manifiesto también la necesidad del acompañamiento docente más allá del envío de tareas educativas vinculadas a los diferentes ámbitos. En un debate-reflexión con jóvenes, recogido en un reciente artículo del diario ARA3, algunos manifestaban haber echado en falta un acompañamiento más orientado al SER y al SENTIR y no tanto al SABER y al HACER.
Los chicos y chicas no siempre tienen un entorno que pueda dar acogida a las necesidades de reelaborar según qué vivencias y emociones. Algunos recurren a plataformas de ocio online no solo como entretenimiento, sino en busca de respuestas o para compensar carencias personales, familiares y educativas. Desde los centros educativos debemos y podemos acompañar en estos procesos, a partir de un trabajo bien planificado, bien estructurado y adecuado a las distintas edades y necesidades.
En el caso que nos ocupa de la intervención y acompañamiento emocional con adolescentes, para que dicha intervención sea realmente eficaz, hay que elaborar propuestas y recursos nuevos, creados específicamente para la situación, o reutilizar algunos de los preexistentes, realizando los reajustes y adaptaciones pertinentes. Ambos procesos tienen que sustentarse en una detección previa de necesidades. Para ayudar a los y las adolescentes hay que conocerlos y para conocerlos hay que escucharlos. De ahí que antes de elaborar cualquier propuesta dirigida al alumnado, realicemos siempre un trabajo de campo o investigación inicial, que nos acerque a ellos y nos dibuje una radiografía de su estado, a partir de su propia voz. Esta vez hemos realizado dos encuestas, una al inicio del confinamiento y otra a partir de la quinta semana, para conocer cómo lo vivían, cómo se sentían y qué necesitaban (tenemos pendiente una tercera cuando finalice). Varios de los chicos y chicas encuestados señalaron que el mero hecho de poder expresar sus vivencias y emociones ejerció un poderoso efecto balsámico o reparador que agradecieron mucho.
Quim, alumno de ESO representando su vida confinada a través de un objeto simbólico, un recuerdo de su infancia. |
Organismos internaciones como la OMS y la ONU alertan del impacto psicológico del Covid-19 y de las secuelas del confinamiento sobre la salud mental, y piden que se ofrezcan primeros auxilios a través de plataformas digitales y planes de apoyo psicológico. Atendiendo a dichas recomendaciones, así como contemplando las competencias y Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la UNESCO (auténticos retos educativos para el siglo XXI, que la situación actual está poniendo de relieve como imprescindibles), hemos iniciado el desarrollo de una propuesta formal de intervención y acompañamiento emocional para el aula. Dicha propuesta consiste en el diseño de diversas actividades de educación emocional, basadas en el método SAFE (Sequential, Active, Focus, Explicit). Un método que cuenta con evidencias científicas de que provoca impactos relevantes en aprendizajes de naturaleza socioemocional. Consiste en plantear actividades que se realicen de forma secuencial, que fomenten un rol activo por parte del alumno/a, que se focalicen en competencias concretas y cuyos objetivos se den a conocer explícitamente al alumnado.
1) ”El Puzzle de las emociones”: Enlace a las actividades
Actividad para reflexionar entorno a los tiempos que ocupan nuestras rutinas y las emociones que nos acompañan. Mediante una serie de tareas, proponemos al chico/a pensar en lo que vive y siente en estos momentos, para finalmente representarlo de manera visual.
2)”Cuando el MIEDO me puede” : Enlace a las actividades
Actividad que invita al alumno/a a identificar y expresar el miedo o los miedos que todos podemos tener y sentir en algún momento. De esta manera, el chico/a puede reelaborarlos y desarrollar herramientas y estrategias que pueden ayudar a afrontarlos y mitigarlos para poderlos superar en algún momento.
-----------------------------------------------------------------------------------
NOTAS:
1- Entrevista de Sergio Vila-Sanjuán a José Antonio Marina: “No basta con la experiencia. Hay que querer aprender” La Vanguardia, 16.05.2020
2-Bach, E. I Jiménez, M. (2019) Madres i padres influencers. 50 herramientas para entender y acompañar a adolescentes de hoy. Barcelona, Grijalbo.
3-Laia Vicens: Com ho han fet els mestres? Cal obrir escoles? Responen els alumnes... Com veuen el curs que ve? Diari ARA 31.05.2020
-----------------------------------------------------------------------------------
AUTORAS:
Eva Bach @evabachbcn y Montse Jiménez @montserratjimvi
Eva Bach & Montse Jiménez son creadoras del proyecto "Comunicación Educativa con Corazón", dirigido a profesorado, familias, alumnado y sociedad en general.
Juntas han elaborado los documentos:
Todas sus propuestas están basadas en trabajos de campo. Son autoras del libro Madres y padres influencers (GRIJALBO - septiembre, 2019)
Publicado por: Juanmi Muñoz